Las vísperas del ingreso a clases traen consigo una serie de características frente a las cuales tanto padres de familia como los niños tienen que aprender a adaptarse. En general existen dos grandes tipos de situaciones: 1) aquellos que ingresan por primera vez a un sistema escolarizado y 2) aquellos que ya han estado anteriormente y están por cambiar de curso. Es por esto que voy a darte algunas recomendaciones que pueden ayudar a hacer más manejable este proceso para cada caso y para ambos.

1.- Para los primeros es importante tomar en consideración lo siguientes aspectos:

* Explica a tu hijo desde días previos que ya es grande y que por lo tanto tendrá que ir a la escuela y ayúdale con un calendario a poder contar la cantidad de días que faltan para que eso suceda y si es posible involúcralo haciendo que vaya tachando los días él mismo. Es importante que si no ha ido a conocer la escuela, lo lleves y se la muestres por lo menos en su exterior para que no le resulte la primera vez el día que tendrá que quedarse.

* Cuéntale como será el procedimiento: a que hora tendrá que levantarse, el tipo de ropa que llevará, si le darás algo de lunch y el tiempo que permanecerá dentro de la escuela. Que tendrá maestros y habrá niños con los cuales realizará actividades y jugará. Utiliza un reloj para enseñarle en donde estarán las manecillas cuando se quede en la escuela y en donde cuando lo recojas. Les ayuda mucho a los pequeñitos explicarles con algún punto de referencia que ellos ya tengan cuando estarán en casa de regreso. Por ejemplo, para la hora de la comida ya estaremos juntos nuevamente. Ayuda también los días previos avisarle mientras están en las diferentes actividades lo que estaría pasando en relación a la escuela, por ejemplo: “el lunes próximo a esta hora ya estarías en la escuela” y “a esta hora voy a estar por ti y vendremos de regreso a casa”, de manera que tu hijo pueda empezar a imaginar lo que va a pasar y por lo tanto disminuya la ansiedad que genera una situación nueva.

* La noche anterior recuérdale que al día siguiente inicia esta nueva actividad de la que han estado hablando y si durante la noche está inquieto dile que es normal, tranquilízalo y acompáñalo mientras se logra volver a dormir.

* Es importante que se platique sobre el tema pero también es importante que no se hable del tema todo el día. El nerviosismo de los papás puede también contagiar al chico. Dile que estás emocionado y recuerda que todo lo que digas va generando una plataforma que predispone. No es lo mismo decirle que estás emocionado porque va a ir a la escuela y se va divertir y tendrá nuevos amigos, a decirle que si alguien le hace algo lo acuse de inmediato con la maestra. Ve dejando que lo que vaya pasando marque lo que le irás diciendo y no al contrario.

* LA MAYORÍA DE LOS NIÑOS LLORAN al quedarse en la escuela, no te preocupes es absolutamente normal. Despídete pronto de él y no pretendas tranquilizarlo antes de entregarlo porque lo confundes. El mensaje debe de ser claro estoy tan seguro de que estarás bien que no tengo problema en dejarte en la escuela. La intranquilidad de quedarse en un ambiente nuevo va a desaparecer en la medida en la que corrobore con su experiencia que no pasa nada; pero esa tranquilidad no se gana porque tú se lo digas. El tiene que vivir la experiencia por si mismo.

* Se muy cuidadoso de estar presente en los horarios en los que hay que recogerlo de la escuela porque esto puede ser fuente de intranquilidad. Tu hijo necesita comprobar que cuando es la hora de la salida, al igual que están por los demás, están por él. El paso de los días lo va a ir tranquilizando y va a ir ganando confianza.

* Muchos niños para sorpresa de los padres se despiden de ellos con mucha naturalidad y tranquilidad, diciéndoles adiós sin ningún problema mientras ingresan a la escuela. No te inquietes ni te ofendas, está relacionado con el estilo de personalidad de los chicos pero no tienen ningún otro significado. Ojalá todos lo vivieran así. Sin embargo no te confíes, el que no llore los primeros días no significa que no pueda llegar a presentarlo en algún otro momento y el manejo es el mismo que si lo hiciera en un principio.

* La adaptación a la escuela es un proceso que lleva tiempo aunque algunos niños no lo hagan evidente, por lo que es muy importante que su asistencia sea muy consistente a excepción evidentemente de enfermedad. De lo contrario y más allá de que muchas veces a los años de kínder y preescolar no les solemos dar mucha importancia por el tipo de actividades que realizan, es básico que los niños aprendan que siempre que hay clases ellos deben de ir, más allá de si les gusta o no.

* Hay que estar atentos a evitar caer en manipulaciones, muchos niños desarrollan la habilidad de inventar síntomas físicos para lograr que los padres los consientan y los dejen en casa. Otros lloran y piden por favor que “hoy” no me lleves y prometen hacerlo al día siguiente, situación que no cumplen, al día siguiente vuelven a repetirlo. Mientras no haya una razón por la que la institución valide una suspensión de clases, quiere decir que todos los niños de esas edades pueden enfrentar y adaptarse a las condiciones que de acuerdo a tu opinión subjetiva serían razón para no llevar a tu hijo: el frio, la lluvia, la ansiedad o miedo a separarse de ti, etc.

2.- Para lo que ya tienen experiencia escolar:

* Si tu hijo solo ha estado un año previamente en la escuela o tiene más experiencia pero es menor de 5 años es probable que pudiera llorar cuando lo dejas y esto se debe a que se contagian de los otros niños o que recienten después de un periodo vacacional que tienen que volver a separarse de su padres. No te preocupes, no es señal de que la escuela no les guste o le estén haciendo daño en ella. Recurre al manejo de lo que mencioné en el punto 1

* Recuérdale en los días previos que ya viene la entrada a clases y vayan contando los días juntos.

* Involúcralo en la preparación de sus libros y ropa a utilizar para que se vaya haciendo a la idea.

* Si tu hijo ha tenido experiencias previas de conflictos en la escuela ya sea por situaciones académicas y/o conductuales evita iniciar el año con regaños, amenazas o indicaciones obsesivas sobre el tema. Abórdalo una sola vez con tranquilidad y hazle ver que tiene una nueva oportunidad y que desgraciadamente ir a la escuela no es una actividad que puede estar sujeta a voluntad, se tiene que hacer y que él puede decidir que tan difícil puede hacérselo.

PARA AMBAS SITUACIONES:

* Evita situaciones muy estimulantes la víspera de la entrada a clases porque les cuesta mucho trabajo lidiar con la excitación de las actividades y el nervio del inicio de ciclo escolar. Esto potencializa que se te dificulte manejar su conducta, están alborotados y suelen desobedecer o estar más irritables de lo acostumbrado.

* Recuerda que si estableces los hábitos de la tarea desde la primera semana de clases va a ir disminuyendo su resistencia los días posteriores y podrás augurarte un ciclo escolar de menor batalla.

* Más allá de que le dejen tarea o no, establece un tiempo específico por la tarde para realizar actividades académicas. Esto evita que los niños digan mentiras alrededor de si les dejaron tarea con tal de evitar hacerla. Si no le dejaron, utiliza ese tiempo para que lea un poco y practique algo de lo que sabes no le está resultando tan fácil. Todo en función de la etapa de vida en la que está y lo que establece la escuela. No hay que forzar a los niños a aprender cosas que la escuela no está solicitando.

La asistencia a la escuela es el entrenamiento que damos a los niños para entrar en un mundo del que pueden surgir experiencias de entrenamiento para una buena vida adulta: los prepara para ser productivos, los introduce en un mundo de interacción social, les enseña que no siempre somos únicos y especiales, sino que también es importante aprender a formar parte de la colectividad y por lo tanto a pasar inadvertidos y ser anónimos para que un sistema funcione. Estimula el conocimiento pero también nos da herramientas sociales y alimenta nuestras necesidades afectivas. La escuela nos ayuda a ver un mundo más amplio del que teníamos en casa. Acompáñalo.