Hablar del tema de consecuencias en la adolescencia es complicado porque requiere de un contexto amplio de características de la etapa y de la situación específica de la que se trate la conducta sobre la que tenemos que establecerla. Por lo que con seguridad será un tema a revisar con mucha frecuencia.

Por lo pronto haré referencia a algunas ideas que son importantes que tomes en consideración y que a lo largo del tiempo iré desglosando con más detalle:

1.- Tu hijo(a) se rebela a partir de las reglas existentes en casa. Las reglas, a su vez, evidencian los temas que ustedes consideran importantes en la vida de la familia. Es por esto, que cuando tu hijo(a) comienza a presentar comportamientos inadecuados, lo hace actuando justo en aquellas conductas que para ustedes son esenciales. Si en tu familia se ha dado un valor especial al rendimiento académico, tu hijo(a) comienza a reprobar; si es la honestidad, miente; si es la convivencia familiar, la evita; si es la puntualidad, llega tarde, etc.

2.- Aunque es cierto que la consecuencia busca modificar el comportamiento inadecuado, también es importante entender que en esta época de la vida tu hijo en muchas ocasiones va a mantener por periodos prolongados de tiempo la misma forma de actuar a pesar de que haya tenido que pagar una consecuencia porque esto les hace sentir que se están apropiando de su vida y que ya no se dejan “controlar” por ti. Esto no significa necesariamente que la consecuencia no sirvió o que debamos de dejar impune la conducta. El aprendizaje de vida que necesitamos darle es que siempre que decidimos actuar de la manera que sea vamos a pagar las consecuencias de nuestros actos.

3.- En la medida en la que tu reacción a su comportamiento tenga mucha carga emocional (enojo, tristeza, ira, frustración, etc.), le confirmas a tu hijo la hipótesis que ha venido teniendo en su cabeza: lo quieres controlar. Él está dispuesto a lo que sea con tal de evitar que esto siga sucediendo por lo tanto le das cuerda a su mal comportamiento.

Primeras recomendaciones:

a)      Cuando establezcas una consecuencia no la cambies solo porque no modificó el comportamiento de tu hijo. Mantenla durante un tiempo prologado para estar seguros de que no tiene impacto en su manera de actuar.

b)      No la digas la consecuencia en el mismo momento en el que presenta la mala conducta o en el momento en el que te enteraste de la misma. Espera unas horas para que tu emoción haya bajado y puedas establecerla con cierta indiferencia.

c)      Al establecer la consecuencia no le expliques porqué la estás dando, solo se firme en decir que en tu casa ese comportamiento no está bien visto y que mientras él no cambie seguirá viviendo de esta manera.

Recuerda que en la adolescencia no vamos a lograr que nuestros hijos vean la vida como nosotros consideramos que es mejor, en lo que nos vamos a centrar es en intentar que ellos vivan “como si” pensaran de la manera correcta hasta que llegue el momento de que su criterio está bien formado y puedan ser capaces de asumir todas las implicaciones de su manera de vivir.