“Si no damos alcohol en la fiesta no va a venir nadie”. ¿Te suena conocido? Cuidado porque el planteamiento de tu hijo te pone frente a una trampa. Es cierto que hoy en día es muy común que haya alcohol en fiestas y reuniones de chicos de 12 a 16 años y eso nos lleva a preguntarnos si no tendríamos que facilitarlo cuando se trata de preparar una fiesta para mi hijo. Sin embargo hay varias cosas a considerar.

La primera y desde mi punto de vista la más importante, es que cuando mi hijo me hace el planteamiento me está diciendo de alguna manera que tiene dudas acerca de si él es lo suficientemente importante para sus amigos, como para que ellos asistan si no les damos alcohol; y el problema está en que si yo quiero evitarle a mi hijo el dolor que le generaría que no llegue nadie a su fiesta, tendré que asegurar la presencia de sus “amigos” ofreciendo bebidas de este tipo, con lo cuál yo le corroboro la idea de que él no es suficiente motivo para que sus amigos lo quieran y estén con él ese día.

Así que, en efecto, estás entre la espada y la pared, ¿te arriesgas a que no llegue nadie a la fiesta o le solapas la idea de que él no es lo suficientemente valioso para sus amigos como para asistir a la fiesta aunque no haya alcohol? Es curioso porque cualquiera de las dos situaciones podría lastimar a tu hijo. Solo que si pones el alcohol en la fiesta se van a quedar con la duda, pero si no pones alcohol en la fiesta y llega gente podrá ganar certeza acerca del tipo de amigos que tiene y lo importante que él puede ser más allá de los ansuelos que pudiera tener la fiesta para atraer invitados.

En segundo lugar y sabiendo que consumir alcohol antes de los 18 años no está permitido, yo estaría como su papá o mamá no solo cometiendo un acto ilegal, sino diciéndole a mi hijo que solo se respetan las normas con las que se está de acuerdo, por lo tanto cuando tú quieras hacer que él respete una regla establecida por ti, no tendría porque respetarla si no está de acuerdo con ella.

En tercer lugar. El hecho de ser padres no debería de permitirnos autorizar comportamientos que rompen reglas que nosotros no establecimos. Yo le puedo permitir o nó a mi hijo que duerma en casa de un amigo, pero no soy quien tendría que poderle permitir consumir alcohol o romper una regla de tránsito, porque esa regla no es mia, yo también estoy sugeto a ella. Ser su papá no me hace dueño de todas las reglas que lo rigen.

Por último. En estas épocas que estamos viviendo, lo “común” y lo “normal” no son lo mismo. Es común el consumo de alcohol en edades tempranas, pero no por eso es normal. Pero de eso hablaremos en otra ocasión, de momento solo piensa que las mayorías no siempre están en lo correcto.